Muchas veces cometemos el error de confundir el habla con el lenguaje,pero no son sinónimos. El habla y el lenguaje es algo que se aprende, es una capacidad cognitiva que vamos adquiriendo y consolidando a lo largo de nuestra maduración física y cognitiva. 

Existen una serie de hitos en la adquisición del lenguaje y del habla, pero debemos tener en cuenta a los niñ@s que presentan cierta dificultad y/o retraso en el desarrollo y presentan algún tipo de trastorno del habla.

Los trastornos del habla son alteraciones que pueden afectar bien a nuestra articulación, bien a la fonología,  bien a la fluencia y a la voz. Muchas veces estas alteraciones van acompañadas de dificultades en el aprendizaje y alteraciones en el lenguaje. 

Los trastornos y dificultades del habla más comunes son los siguientes:

  • Dislalias: consiste en la incapacidad de articular o pronunciar correctamente los fonemas. Los niñ@s que presentan dislalias omiten ciertos sonidos y/o los sustituyen por otros de forma incorrecta. Muchas veces su lenguaje es inteligible. Existen diferentes tipos de dislalias: fisiológicas, audiógenas, funcionales y orgánicas. La forma más adecuada de intervenir es mediante intervención logopédica. 
  • Afasias: pérdida o alteración del lenguaje en sujetos adultos (en niñ@s corresponde a disfasia) debida a la presencia de una alteración o lesión cerebral. En función de la localización o estructura cerebral dañada los efectos en el lenguaje van a ser diferentes.
  • Disartria: es la dificultad para articular sonidos y palabras. Presentan dificultades para controlar o coordinar los músculos que se utilizan para hablar. Generalmente se caracteriza por la dificultad para hablar o hablar lentamente, lo que complica su comprensión. 
  • Disglosia o dislalia orgánica: es un trastorno de la pronunciación secundario a lesiones físicas o malformaciones. Teniendo en cuenta el órgano afectado existen diversos tipos de disglosia: labiales, mandibulares, dentales, linguales y palatales. 
  • Disfemia o tartamudeo: este trastorno se caracteriza por tropiezos, espasmos y repeticiones mientras hablamos. Tiene diferentes causas que pueden producirlo: lingüísticas, psicológicas y motores, por eso podemos concluir que la disfemia no es un problema exclusivo del lenguaje, ya que influyen más factores. 
  • Trastorno de la comunicación social (pragmático): este trastorno se basa en la presencia de dificultades severas en el uso práctico del lenguaje. Presentan problemas para adecuar la comunicación al contexto en el que se encuentren, así como para entender el significado metafórico o implícito de lo que se les dice e incluso para cambiar la forma de explicar algo, regular la conversación con otros elementos como los gestos o respetar los turnos de la palabra. 
  • Taquifemia o farfulleo: se caracteriza por un habla exageradamente rápida, con omisión de palabras y errores. 

Para prevenir y/o corregir este tipo de trastornos es necesaria una buena intervención con los profesionales requeridos para cada caso en particular con una buena valoración. 

 

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