Podemos decir que la motivación es el motor humano, nos movemos con objetivos que queremos cumplir. El ser humano es un ser racional y emotivo, al cual las situaciones le afectan de diferentes modos, generando en él reacciones diversas. 

Nuestro estado de ánimo fluctúa, estos cambios anímicos también están relacionados con la motivación y/o la desmotivación. La motivación está ligada a los instintos básicos que nos garantizan la supervivencia. Maslow elaboró una pirámide en la que jerarquizó las fuentes de motivación de las personas. Mediante estas necesidades se explica la conducta humana y su forma de actuar.

Es necesario tener en cuenta que la motivación puede ser tanto intrínseca como extrínseca. Consideramos que una persona está motiva intrínsecamente cuando realiza una actividad por el simple hecho de conseguir lo que uno se propone. Tiene relación directa con los objetivos personales que nos marcamos y la autosuperación. Cuando la motivación que nos mueve a realizar algo es extrínseca, nos referimos a que la persona realiza la acción por lo que va a recibir a cambio, no por el simple hecho de hacerla. 

Nuestra personalidad también es un factor que influye directamente en la motivación. Hay personas que necesitan el afecto, la atención y el cariño de los demás, su motivación principal está relacionada con las relaciones sociales. A otras, en cambio les mueven las alabanzas y la admiración, disfrutan con el reconocimiento de los demás. Otros en cambio, lo realizan por el simple hecho de hacerlo bien. Cuando no conseguimos esta satisfacción, nos enfadamos o nos sentimos tristes.

Ante la pregunta, ¿por qué en ocasiones falla la motivación? podemos concluir que generalmente esto es debido a dos causas principales. Por un lado la baja autoestima de la persona, el miedo a fracasar. No empleas todas tus herramientas para lograr tus objetivos porque de antemano consideras que no lo vas a conseguir, no consideras que estas capacitado para alcanzar dicha meta. Por otro lado, la falta de propósito. No existe un fin determinado o ya se ha perdido el interés, desaparece el motivo por el que mantener dicho esfuerzo. 

Es importante que la principal motivación que nos mueva en nuestras vidas sea intrínseca. Debemos establecer unos objetivos y metas reales y alcanzables a corto plazo siendo conscientes de que no todo sale a la perfección, para prevenir la decepción ante los obstáculos que nos irán surgiendo. Teniendo esto en cuenta es más difícil que la motivación desaparezca, de esta forma, lograremos todo lo que nos propongamos. 

 

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